(Ley del mercado, ley del éxito. Importa el resultado y el resultado es enemigo del riesgo y la aventura. Se juega para ganar y no para gozar de la alegría de dar alegría. No hay droga que mueva fortunas más inmensas en los cuatro puntos cardinales del mundo. En estos tiempos de tanta duda uno sigue creyendo que la tierra es redonda por lo mucho que se parece al balón que gira mágicamente sobre el césped de los estadios pero también el futbol demuestra que la tierra no es muy redonda que digamos.)
Ya lo decía con toda razón la familia Manson,
ha llegado la invasión de los cabezas de balón.
Jaurías humanas, tarugos en hordas, enjambres de amebas.
Ha llegado la invasión de los cabezas de balón.
No es un deporte, no es un show, esto es mucho más serio.
Es una excusa para aflorar el odio más irracional.
Esto es el son a presión de una vida invivible.
Me parto de risa con las goleadas
y miles de idiotas que lloran de verdad.
Puede que no sepan cómo huele una flor.
¿Dónde tiene puesta la sensibilidad?
Quienes seleccionan por unos colores
y doce millonarios que se la suda su camiseta.