Si no fuera porque hice colocado
el camino de tu espera me habría desconectado,
condenado a mirarte desde fuera y dejar que te tocara el sol.
Y si fuera mi vida una escalera
me la he pasado entera buscando el siguiente escalón,
convencido que estás en el tejado esperando a ver si llego yo.
Y dejar de lado la vereda de la puerta de atrás
por donde te vi marchar
como a una regadera que la hierba hace que vuelva a brotar
y ahora es todo campo ya.