A las nueve de la noche
vi cuatro sepultureros
que llevaban en un coche
cuatro cirios encendidos
en las esquinas de un fetro.
Me pareció eso un misterio
y me acerqué a preguntarles:
Yo no he visto que a los muertos
los entierren por la noche
Ellos todos contestaron:
Son los que no tienen duelo,
solamente por la noche
les abren el cementerio.
Si quieren los acompaño,
quisiera ir con vosotros,
las calles están muy solas
y el cementerio es miedoso
pero antes deben mostrarme
el muerto que llevan dentro,
yo en cambio sabré rezarle
por su alma un Padre Nuestro.
Abrió la caja y entonces
conocí que era mi madre.
Ay, si es que no tiene duelo
devuelvan otra vez el coche
que soy su hijo y les ruego
no la entierren por la noche,
yo mañana al medio día
la llevaré al cementerio.
Ella es mi madre querida,
yo soy su hijo y su duelo,
yo mañana al medio día
la llevaré al cementerio.