La noche es el crepúsculo de la locura
Sale la luna, se encarcela la mesura
Es la censura a todo aquel mal
Que se presenta de modo habitual
Somos cuatro, somos ocho, somos uno
Se vuelve el alma invulnerable al infortunio
Etilizados, destino a San Martín
Voy fascinado, colgado en mi elixir
Sabiendo, siempre, que mi espalda
Nunca va a conocer el suelo
Porque atentos con la espada del recelo
Tendré a mi gente venciendo mis miedos
En el umbral de un inminente jolgorio
Omitiendo el contenido, mas no el envoltorio
Un pichón de extrema sumisión
Decide darle un corte a mi efusión
Víctima del más patético narcisismo
Vuelvo al barrio con la lealtad de un gran amigo
A matar mi bronca en un paty un pe
(Raffo está siempre consolándome)
Sabiendo, siempre, que mi espalda
Nunca va a conocer el suelo
Porque atentos con la espada del recelo
Tendré a mi gente venciendo mis miedos
Un cocinero bondadoso aquel muchacho
Que en su troncho a la demencia nos ha llevado
La conciencia se tira a dormir
Ahora un loco yo decide por mí
Así una broma carente de sentido
No puede oler a más que a un dicho conflictivo
A la mierda por un rato la amistad
No admito semejante hostilidad
Me iré a la cama enfermo de ira
Ira que olvidaré al otro día
Una risa simultánea pondrá en el podio
Aquel hermoso y bizarro episodio
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